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miércoles, octubre 01, 2014

Fausto y Facebook




A Fausto le molestaba todo. Todo es todo. Desde que le preguntaran la hora por la calle, hasta que le dieran los buenos días. Fausto no odiaba, ni profesaba especial inquina contra nada. Simplemente padecía una hipersensibilidad relativa al ser humano.

Pero Fausto era otro cuando encendía su tablet. Agregaba compulsivamente a todo aquel que pasara a cinco links de su cuenta (la que fuese). Era aquí, donde todo le parecía bien. Todas las noticias eran irrefutables a tiempo real, todas a las amistades hasta la muerte y el amor el más sincero que jamás hubiera (o hubiese) existido.

A Fausto le maravillaban sobremanera las REVELACIONES (con mayúsculas) que sus amigos (para toda la vida) tenían la bondad de compartir en Facebook. Cada día descubría la esencia misma del AMOR, del PERDON, la NOSTALGIA, etc. Incluso había conformado una ideología (política, que quede claro) gracias a aquellos que le iluminaban a golpe de sentencia.

Fausto, entiendo que en este punto el lector ya lo tiene claro, era tonto; muy tonto. Tan tonto que continuó construyendo su inteligencia sobre la nada hasta el fin de sus días; eso sí, sin haberle dado nunca la hora a nadie, ni contestado siquiera al último vecino que le dio los buenos días.

3 comentarios:

Yoquin dijo...

Enhorabuena, es fatástico!!!

JR dijo...

¡Hola! Esto es #REALComoLaVidaMisma... VIRTUAL, Claro! jajajaja ;)

Serena Dai dijo...

Muy certero e irónico.