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miércoles, octubre 12, 2005

Fiesta Nacional

Dos titulares:
"El desfile de la Fiesta Nacional rinde homenaje a los militares muertos en Afganistán". El País
"Zapatero es recibido con abucheos en el desfile de la Fiesta Nacional." El Mundo

Día de la Fiesta Nacional, si entendemos como nación (yo prefiero la palabra noción) aquel lugar en el que viven los otros, porque yo trabajo. ¿Tanto se me nota la cara de tonto?, pues a va a ser que sí. Encima de tonto, voluntario; que es lo peor que le puede pasar a uno. Trabajar un festivo por voluntad propia, es como firmar la hipoteca de otro, o bailar con la más fea. Pero es que lo caminos del señor son inescrutables, y uno coge días y claro, al final hay que devolverlos... yo que creía en la misericordia empresarial.
En fin, que mañana será otro día (laboral), y ya estaremos todos de nuevo en la brega. Y de aquí a fin de año, no quedan festivos que necesiten de nuestra profesionalidad y entrega. Con esto se consuela uno.
Por otra parte, hoy se ha producido un hecho insólito en la capital. Un conductor de autobús interurbano ha esperado en una parada vacía, la llegada de un anónimo y joven trabajador que casi pulveriza el record de 200 mtos lisos, en esa carrera magistral de la cual fuí testigo. Lo dicho, el autobús esperó, premiando así su esfuerzo sobrenatural (a las 8:43 AM), hasta que el joven, así como sin despeinarse y muy digno, subía las tres escaleras que separan, a aquellos inmundos viandantes de aquellos otros, que gozan del privilegio del asiento en un trasporte público. Este premio, en una equivalencia imaginaria entre vida cotidiana y deporte de élite, supondría medalla de oro y laureles.
Los milagros suceden, casi siempre ante nuestros ojos, pero estamos demasiado ciegos para apreciarlos.
¿Quién dijo que Dios había muerto?

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