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viernes, octubre 07, 2005

Rendición

La capitulación no fue inmediata. Tras cinco días de bombardeos sin tregua y a falta de algo que poder comer, entonces, decidieron intentar sobrevivir a través de la rendición.
El alcalde de la ciudad (fortaleza inexpugnable otrora, ahora devastada), alzó la bandera blanca con lágrimas en los ojos.
Una vez visible este trozo de tela desde el otro lado de la muralla, gritó “Rendición!!!”. Volvió a gritar de nuevo, con las últimas fuerzas que disponía, y los disparos cesaron.
Gritó por última vez, pero esta vez se dirigía a sus compatriotas “Se ha terminado, cambiamos un infierno por otro”. Nadie contestó, porque no había nadie más a su alrededor. Los que una vez habían sido sus compañeros en la lucha, habían optado por dejarle sólo.
Nadie más, estaba ya dentro de su cabeza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

se echan de menos tus palabrejas