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miércoles, septiembre 21, 2005

Mi monitor

Mi monitor tiene diecisiete pulgadas (quince de imagen real, como casi todos) y un estómago de CRT (cathode-ray tube). Mi monitor, que ha ido y venido, como casi todo (que es poco) lo que me toca en propiedad, parece regurgitar ahora viejos achaques.
Mi monitor manifiesta su tendencia suicida hacia el vertedero, a través de una suerte de ceguera progresiva. Recién encendido, la imagen que transpira es luminosa y clara; a los dos minutos, uno empieza a discernir sombras sospechosas tras el cristal; a los diez, la ceguera es compartida, por máquina y ser humano; ya uno empieza a dudar quién es realmente el ciego.
Mi monitor también tiene sus días buenos. Yo enciendo el equipo, sabedor y preparado, para perdernos juntos de vista, poco a poco; y para mi sorpresa, la imagen se queda ahí como al principio, sin perder un ápice de brillo ni color. Esos días aprovecho al máximo su compañía, y le arranco algunas palabras, por si acaso, mañana tiene un día malo, o lo que es peor, nunca más volviera a ver.
Si calculáramos la de edad de mi monitor, basándonos en los cálculos aplicados a la edad de los perros, pero añadiendo el componente tecnológico, yo creo que andaría por los 60 años. No es mala edad, según se mire. Pero lo que está claro, es que él está decidiendo dejar de mirar.
Tiene los días contados.
Una pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que pasa charlie aki Simon me es imposible quedar con vosotros esta semana pero el lunes que viene decirme a que hora os viene bien y quedamos postealo aki o en mi blog. Un saludo. Ultimamente tu blog desborda ingenio.